lunes, 1 de septiembre de 2008

La Reinserción.

LA REINSERCIÓN.
Marcelo Adriazola Guerrero.

Hace días que reflexiono, hasta cruelmente, con mi ser, de éste inconcluso hombre. Con mi pasado me he retorcido, he venido a mi propio abismo, a mi propio interior con pensares cubiertos de puñales sin abogados defensores. Los cortes en mí, parecen salvajes porvenires o medallas que nunca recibí, medallas de incertidumbre; y algo me dice que tengo que incursionar en lo que he sido, para avivar mi presente y ambicionar algún futuro, pero una áspera depresión me lleva en su cause toboganístico, con la nostalgia de un viejo que desea lavarse la cara con ácido para renovarse y salir otra vez a la calle, y es que a mi parecer, mi roja sangre me hace ver en el espejo las ideas violadas, l@s compañer@s perdidos, como un enloquecer sin más guarida que éste espejo trizado y tan imposibilitado, como inválido ciego, rasguño los recuerdos uno tras otro.

Tanto auto herirme para sanarme, y una enfermedad me ha raptado; aún recuerdo las caras de mis amigos en el año noventa, cuando solía una extraña alegría venirse, se viene la democracia, me decían algunos, la esperanza de un futuro mejor, todos al gobierno y ¿yo?, ¿dónde quedo?. Éste no parecía ser mi destino, ni mi proyecto de vida, ¿cómo dejar la lucha revolucionaria de un día para otro y cantar Aylwin (el golpista del 73’) presidente?, ¿cómo cruzar la frontera de una realidad a otra, cual esquizoide moderno?, ¿cómo meterse en la cavidad cerebral un disco nuevo, si fui criado en la guerra, crecí en medio del conflicto?. Mis juegos de niño, mis socializaciones, mis amores, todo asociado a ese perfume de pasión, de lucha, amor y odio que se palpaba cada vez que respiraba ese ambiente épico, que llegaba a excitar, cuando uno vivía en ese estado, la pólvora por todos lados, radio cooperativa sonando en la radio y en la noche escuchar las 60 mentiras…..maldita guerra interna, maldita reflexión. Pero, ¿qué inserción hay para el que luchó contra la dictadura?, vivir hoy en armonía con un sistema injusto, la democracia con pañales.

Acomodarse como se pueda, dicen por ahí; hasta los comunistas algo agarraron, los socialistas (de gobierno) ni hablar. La traición no es buena consejera, pero puta que es eficiente, el consejo de coordinación para la seguridad pública, persecución, monedas, muerte, exilio y condenas; las ideas por el cambio social profundo no mueren, pero ¿quién chucha las encarna?, matan organizaciones, matan redes de solidaridad, matan construcciones ideológicas, lenguajes, entonces tu idea queda desnuda y ni siquiera la puedes abrazar……el sin sentido es una experiencia difícil que te puede llevar a la autodestrucción, como a revivir. Así, uno queda también en la intemperie, como dios lo mandó al mundo, sólo, con una que otra careta, para mentir, como mienten los artistas.

Y aquí estoy, a veces colgado de las nubes, columpiándome como un niño despreocupado; otra veces, sentado en un colina solitario y herido, contemplando a mi alrededor los restos que han dejado las batallas, viviendo ese aroma a pudrición que dejan las cruentas guerras no declaradas, los compañeros idos, las compañeras que jamás volví a ver, los restos de una ilusión con alaridos de perdición, esquirlas de paradigmas aún incandescentes; todo esto en un cuerpo magullado…..” oye, éste niño es bien valiente, no arruga, cacha, ayer fuimos al centro de la ciudad y sin temor de la represión, sembró de panfletos las calles, se comporta como todo un guerrero”……lindas opiniones para un pendejo jugado, luego vendrían otras misiones, ya pasaría a transformarme en todo un suceso, era la promesa del movimiento, un futuro comandante de revolución; bueno, años después nunca supe más de esa chica que me motivaba, ni entendí mucho eso de promesa, espero que no haya sido puro cuento, ja, ja ,ja.

Pero no sólo han de venirme a la mente mis aventuras de cabeza de pistola (como suelen llamar al extremismo de izquierda), la aventura apocalíptica y de desintegración, también me dio una mano, fue como una invitación casi gratuita para recorrer Chile, con la algarabía y odio de un hooligans, en una distorsionada carrera por las entrañas de otras realidades, como un bailar en plena noche, en la boca del lobo, con el ritmo frenético de un alcohólico rocanrolero que haciendo chillar a la bohemia y envuelto con los nombres de cientos de mujeres que hacían encender hasta a los abuelos, vaya período, era como meterse y nadar en una botella del más puro licor y lanzarse al mar en medio de tormentosas aguas. En ese ir y venir, pelamos los más densos cables jamás divulgados, de esas reflexiones en el filo de los cristales más finos, de ese copete tras copete, hierba tras hierba, del hablar hasta balbucear en la inconsciencia sobre el mundo y sus devenires noventeros. Toda esa magia que posee la desmagia, de esa vertiginosa pista llena de luces, sombras, atajos, donde el tiempo estallaba multiforme y en pedazos que cubrían los cuerpos, como tatuajes en la piel, cuando cerraba los ojos para descansar de tanta locura. Las grietas en mi cabeza, no obstante, hacían florecer nuevas ideas conforme la realidad cambiaba sin posibilidad de intervenir a su ritmo, yo pensaba en crear nuevas organizaciones que fuesen como el virus del sida, capaces de ir destruyendo el sistema defensivo del sistema, pero la vorágine del circuito del carrete era más fuerte y la necesidad de una distensión me fue llevando a niveles cada vez más insospechados, sin saber me transformaba en príncipe de la distorsión y también en un mounstruo.

Tal vez, lo más rescatable que hice fue irme a estudiar a una humilde Universidad de región, allí podía estar lejos de esa sociedad que me apestaba, pensé encontrar sujetos que quisieran cambiar este mundo, encontrar un qué se yo, el amor, la vida plena, la emancipación, cosas por el estilo. Y pensar que según la opinión oficial me perdí cinco años, pero para mí todo fue un aprender cayéndose, un enriquecimiento sin igual, es como vivir varias vidas en una sola y todo parece como un pestañear. Ahora veo todo a mi alrededor, como un piloto que ha perdido sus coordenadas y siento lo que se llama muerte social, la pérdida de identidad, donde sólo yo cargo con mi propia tumba, cuando uno es el muerto y que ha matado a otros y que puedes sentirla, como mil cigarros apagarse en la lengua de una sola vez……..ahora estoy, como un náufrago recién llegado a una isla.

¿Te sientes bien?, me dice la profesora, al finalizar la clase, “hey despierta”, vuelve a insistir. He vagado por varios años en los escondrijos de una realidad que está aquí mismo, que es como otro mundo en el mundo, pero cuando se vuelve se percibe todo diferente, y es que me siento como un recién llegado, el tiempo se me a extraviado, y aún sabiendo que el tiempo es concreto, sé que puedo tener la experiencia de un viejo o la irresponsabilidad y asombro de un niño, pero lo cierto es que me cuesta concentrarme, como auto convencerme de que estoy vivo, que después de tantas peripecias, pueda contarlas, aunque sé que el cable a tierra también me puede matar.

Oh, soledad, mi más fiel consejera, te digo que el salir del estrellato y escenario carretero me ha puesto en un difícil y duro ambiente, no veo dónde cresta situarme. Lo más difícil de sanar a un adicto no es tratar de curarlo, sino la reinserción real y subjetiva que acompaña tal proceso. Ahora veo compañeros apitutándose en oficinas del gobierno, en empresas, otros con sus negocios truculentos, sus amistades cerradas, la mayoría ya no pesca a nadie, han transformado todas las relaciones sociales en comerciales, consumismo y si te pueden cagar, lo hacen sin drama. Y los más concientes, perdieron sus carreras, el alcohol, las drogas, algunos marcharon derrotados a casa o al extranjero y los que quedan no se logran agrupar, ¿qué onda?. Ya no tengo la beca, perdí el dinero de mis padres, he dejado el circuito carretero, pero no encuentro a nadie buena onda afuera, a veces reingreso al bullicio jaranero, pero ya nada es lo mismo. El atardecer me sonríe, reflexiono contemplando el horizonte y veo a todos los fines caer, mientras disfruto un “petardo perucho”, que acabo de comprar en el parque. Lo gozado no me lo quita nadie, me dicen las líneas rojizas del ocaso y me cago de la risa, mientras unas gaviotas juguetean frente a mí.

Y es que caminar en estado de conciencia alterado y entrar a clases cual lúcido racional es sentirse un tanto incómodo o extraviado. Entrar a clases, es como que te inviten a una cena de gala y vos no conoces a nadie, cuando haz estado ahí por años. En realidad, señora, querida profesora, futura colega (meta cuento), no estoy bien, cada uno es según su vida concreta y mi vida no es la de estos estudiantes clientes-inversionistas o de la generación del nintendo o de los mamones digital sound. Pero, ¿en el circuito estaba mejor?, a veces creo que sí, claro que uno tiende a recordar lo bueno, hoy sólo mi carrera me ha hecho encontrar el afecto y efecto preciso, me está inspirando, pero lo que la rodea no me va. No estoy bien, pero lo superaré, a veces me digo: cómo chucha logré sobrevivir, cuántas veces hubiese muerto sin darme cuenta………

……-Hey!, Rodrigo!!, no lo hagas!!, hey, agárrenlo!!, lo van a atropellar, está muy loco.
-Dejenlo ser, ja, ja, ja, ja.
-Miren como torea a los autos con su chaqueta, la cagó…………….
-Saquemos a Rodrigo…..

-Son imágenes, loco, no me harán daño, vengan a ver como brillan sus ojos eléctricos, vengan a divertirse con estas débiles corazas de falsos colores, vean como pitean cuando la vida se les enfrenta, cobardes consumistas…..

Vaya década, subversión y distorsión, no le parece estimada maestra, claro que el último fin de semana ha sido de lo peor, una fuerte amigdalitis acompañada de una densa depresión me han dejado por las cuerdas y pensar que antes ni me enfermaba, algo tenía de razón y realidad ese dicho: alcohólico que deja el trago, muere, ja, ja, ja. Soy un podrido, logré exclamar, soy un insatisfecho, logré proclamar, un vago mentiroso me lograron llamar; rayé las murallas como metrallas, invité a mi cama como condenado, encendí las calles, estallando como destape, quemé el mar con la fiereza de los fogones, y todo el fin de siglo fue mío, está claro, toda esta década fue como un guión inacabado. Hice reventar las noches con éxtasis propio, cree colectivos, como sabiendo de los cambios, hice temblar los estadios, con cánticos salvajes, la sombra de los calabozos supieron de mi malestar, las alegrías y penas me llevaron en andas, cómo ángeles a mi casa cuando la inconciencia me besaba como amante, mis movidas sin ley me hicieron lo mejor y lo peor, las mujeres me llamaron desde asqueroso a maravilloso, todo el fin de siglo fue mío, está claro, toda esta década es como una obra, el guión inconcluso.

Sólo el arte nos permite olvidarnos de nuestras limitaciones, el héroe trágico puede soportar la vida por cuanto se ha comprometido hacer de ella una obra de arte, dijo Nietzsche. Y ahora gozo con el delirio de mi depresión caníbal, que acompaña a éste cuerpo enfermo, con el afán de retorcerme con mi década que alguna vez proclamé ser su rey; cuántas vivencias, y sé que aún me queda un puñado de esperanzas para morder nuevos horizontes. Y lidiar con esta puta sociedad de mercado que no necesita guerreros, tampoco a un artista de su propia existencia, menos a un maldito poeta alcohólico y la fiebre aumenta, kof, kof, kof!!, oh, tos inmisericorde, no puedo tragar ni mi saliva, indecente, mis amígdalas son como dos pelotas de fútbol, mi cabeza parece una piñata recién azotada, mi cama es como un recipiente de alguna putrefacción y estoy que la quemo para matar a los bichos culiaos que me tienen enclaustrado, son peores que policías. Como la resaca de un buen cactus, todas las historias emergen como flash; como sentir la fiebre bajo mi lluvia de sudor, mi cabeza rebobina con ira aleatoriamente, oh, soledad ayúdame, cúbreme con ese manto de toda la fe perdida, cúbreme con las melodías de un averno cadencioso, cúbreme con algún sedante que llene mi corazón.
Hay veces en que pienso que la conciencia puede ser una peste. También puedo decir que el sistema no es tan malo, después de todo, al menos puedo llenar de billete plástico mi billetera plástica o con modales plásticos pedir algún crédito plástico para satisfacer a alguna chica plástica, o llenar, como jugando, el carrito de algún supermercado. O respirar más tranquilo ese aire postmoderno, o leer alguna literatura de mercado y salir al cine liviano comiéndome unas idem pop korn and coke, en vez de morir enfrentándome a tiros con los pacos. Después del fin, los cisnes se pasean felices, después de la post guerra me muero de risa, mi paradigma es un producto turístico; amigos, después del período post guerra, tal vez, ya no seamos tan amigos. Y estuvimos en la fiesta, pero no en la torta, estuvimos en el velorio, pero no vimos al muerto. Después del fin, estuve en Saturno y en Venus, después de la post guerra en conferencias y de traje; tanta guerra con hormigueo en la sangre para con ráfagas de acantilado ser lo que soy; y ¿es que la grave profundidad abunda en los heridos?….Después del fin pude alcoholizarme con ganas, después de la post guerra una chica rubia me espera; amigos, estuvimos pelando el cable y el piso se movió, y las flores desbordantes juguetean sobre las lápidas, amigos, estuvimos extremando la crítica hasta borrarnos, amigos, tal vez, ya no vamos a ser tan amigos…..la alienación, la dominación, la explotación, bailan en la más hermosa de las discotheque, yo soy su disjokey encandilado. Después de la post guerra podré hacer teorías más ricas, el conocimiento se viene como un gran concierto; después del fin, los cisnes se pasean felices, después del fin me hice pesadilla y rocanrolero, después de la post guerra puedo ser más de lo que soy, después de la post guerra, me podré titular tranquilo.

Y en el centro de salud, la bella doctora me examina, le digo que me siento mejor, pero que lo de la semana pasada no se lo doy a nadie, estuve desfalleciente. Ella me dice que me estoy recuperando, en eso le tomo su fina mano, doctora no necesito más que tus labios, eres hermosa (como una micro en llamas), ya con estar aquí es para mí un alivio, sólo tu puedes activar mis defensas hasta convertirlas en ofensiva, me gustaría que fuésemos a dar una vuelta por la tierra, yo te invito. Eres el único rayo de sol, bajo ésta sombra de alta seguridad.

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