sábado, 26 de julio de 2008

CEREBRO EN EL MICROONDAS

AUTOR: MARCELO ADRIAZOLA G.
IKIKE, Octubre de 1999.


1.

Podremos crecer al 7% anual
y seguirán lanzándose al vacío,
podrán llenar de lujos el mar
y seguirán las tomas de terrenos,
podremos todos tener vehículos
y seguiremos teniendo caca en el cerebro.


Ikike, ejemplo del bipolar desarrollo,
la miseria y la opulencia a la mano,
a un paso la contradicción misma,
como una Universidad sin ciencia dura,
cuando la región dice crecer.


Los menos calificados de Chile,
los peores en la prueba del SIMCE,
los peores en ciencia y tecnología,
el más avanzado en déficit habitacional,
lo más grande en suicidio y drogas,
y más niñitas embarazadas llegan a su gentil Hospital;
Ikike sembraste tu propio apocalipsis,
lealo en Del chumbeque a la ZOFRI 96 parte
con terremoto y tsunami incluido.
Ikike, te amo.......a transformar.


2.

Un trozo de cerebro recalentado en micro ondas,
importación de tecnologías y manufacturas;
alimentados con ideas foráneas nos reprodicimos,
hacer sin pensar más allá del servicio dado
conduce al atolladero de las regiones “piloto”.


El conocimiento de punta nos apuñala,
porque se lo reservan los grandes capitales;
super mineras para seudo desarrollarnos,
super producción con masas descerebradas,
y los intelectuales ponen rosas sobre las cadenas.



Un trozo de neuronas hiper sofisticadas,
un cúmulo de técnicas bien aplicadas,
un título tras otro para servir el té,
para que alguien gobierne, sin saber por qué,
produzcamos más paz para sentirnos más solos.



Universidades abandonadas en la irrelevancia social,
la derecha la mató, la concertación la enterró,
crecer con igualdad, slogan de supermercado,
como la certreza de que el “cambio” es una puta
si la da quien tira tarjetas de crédito para reventarnos.


3.

Un perro en el casino,
un pague en caja;
Universidad en venta
de servicios técnicos
y reconversiones varias.


Tenemos una torre monumental,
un centro informacional regional,
¡¡sueña técnico marginal!!,
¿conocimiento de primera?,
cocaína de la buena.


La UNAP es un almacén de barrio
o una “chela” en la playa.
Respiro octubre a medio sol caer;
Universidades que el Estado abandona,
limitación estructural, crimen intelectual,
premediración Estatal, mercado incapaz,
la “pastita” en la mente
suele ser mejor de repente.


Universidad en venta
de servicios técnicos
y reconversiones varias,
“ni mandar, ni pensar
el pueblo en la U. Neoliberal”.


4.

Ikike, véndeme otra ilusión
para matar la que consumí;
cambio de auto, cambio de mina,
cambio de casa, cambio de empleo,
cambio social, cambio mental.


Ikike, la ciudad ideal,
con suicidios de urbe grande;
lindos cubiles de pintado concreto
dan vista a las torres de la costa.


Ikike, más que una cerveza en el desierto
es un carnaval de ilusiones perfecto;
haz tu negocio y haz lo que quieras,
pero con cuidado, mucha tele (t.v.) hace mall,
mucho comercio te puede vender,
mucho auto te mecaniza,
Ikike, dame otra ilusión
para ponerme el cinturón en el pantalón.


5.

A menos de dos semanas del fin,
bajoneado por traicioneras ideas,
me siento desnudo al pasar
los finales venirse a cada instante.



Dar vida al abrir la década
y ser su propio sepulturero;
se me van los noventas,
¿se me va la juventud?;



la cama destrozada, la vista pegada,
desgano, respiro desde el suelo sucio,
desorden conceptual, caos total,
la pena de no verme más brillante.



Adios década, de quien prometí ser su rey,
la década en su decadencia me abraza,
un mounstruo soy en la agonía de su tiempo,
ni ideas, no objetivo de alcance directo,
a menos de dos meses del fin, sólo veo el atardecer.


6.

Me fumo unos “tabacos oscuros”,
bebo el pisco sauer bajo sospechas,
debo “borrarme” por algunas horas,
sobredosis de informaciones
y termino agónico haciendo zapping.



Pastillas para borrar el distorsionado mundo,
me “tiro” a una desconocida de la playa,
casa vacía de alfombra movediza
y desaparezco de la vorágine informática.



Saber para resolver, descuartizar, mover,
conocer es problematizar, situarse, subvertir,
pero en la confusión hallé una inspiración
que suena como computarizado rock industrial.....



......me fumo unos “tabacos cargados”,
bebo para borrar la sobredosis de cables,
bailo violentamente con la misma muerte,
bailo frenéticamente con mi movida suerte
y termino agónico haciendo zapping.


7.

Te tengo en mis manos década mía,
tiempo de escupitajos al cielo y al averno,
tiempo en que decidí en su fin morir
y la juventud se fue, como el calendario aquel.



Nadie me valoriza, menos lo que escribo,
los noventas dejaron algo al menos,
una ruma de imágenes en letras,
de seguro la Bolocco no los leerá.



Anónimos construyen la Historia,
anónimos en mi memoria,
anónimos son los que la llevan,
anónimos son los que algún día me leerán.



Mi década 90’ está en mis manos,
de rockero, futbolero, escritor me las dí,
amante, alcohólico y estudiante fui,
mi década guiña su ojo y se despide al fin.


8.

Mi cabeza atada con alambres de púas,
incendiado con los misiles de kosovo,
aturdido por la artillería de Chechenia,
desgarrado por la pobreza del tercer mundo.




El último rayo de luz del siglo 20
se posa sutilmente cual mariposa,
mis ojos pulverizados rodean al orbe
y acompañan el fin de siglo con lágrimas de metal.




Estamos claros que la despedida es a bombazos,
estamos vivos que día a día nos roban los que más tienen,
y mi cerebro pide agua al de manos opulentas
para salir del micro ondas que me renueva.



Mi cerebro debe renovarse o perecer,
mi lucha debe teorizar para cambiar,
mis escritos deben abrir las avenidas,
mi desgarro debe ser fértil como la madre tierra,
mi cerebro debe despojarse de las cadenas que lo desangran
y solo le pido a dios que no me vuelva un muerto en vida (la moda de hoy día).


9.

Cansado, alejado, aburrido,
contemplativo, atorado, aturdido;
mi intelecto es de plasticina,
la muerte me gime al oído.



Siete fases tiene el efecto del alcohol,
la primera es la sana alegría,
la última es el paro alcohólico,
es el beber hasta caer en inconsciencia letal;



alguien cantó: “quiero dormir cansado
y no despertar jamás”,
yo siento mi cerebro esponja de toxinas,
como queriendo no pensar más;



cansado, cabizbajo, angustiado,
alcoholizado, dopado, irresoluto,
como el agotamiento de un recurso,
como el fin de un proceso de acumulación.



El nuevo milenio recoge mi torpe agonía,
destapa mi lengua como champagne,
lanza mi cuerpo tras nuevo hacer,
descubre en mí una locura nueva.

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